Fuente: Diario MARCA – Jesús Boyero
El georgiano Nigalidze, ‘cazado’ en Dubai recibiendo consejos durante la partida • Tenía un smartphone escondido en el cuarto de baño
Las trampas son tan antiguas como el hombre y de ellas no se libra ni el ajedrez. El dopaje no es el enemigo del milenario juego sino las ayudas externas. El último caso se acaba de producir en el Abierto de Dubai y su protagonista, lejos de ser un aficionado con ansias de gloria y de dinero, ha sido un gran maestro, el georgiano Gaioz Nigalidze, de 25 años, dos veces campeón absoluto de su país (2013 y 2014).
El descubridor del amaño fue un rival, el armenio Tigran Petrosian, que ya sospechaba desde un torneo anterior. Nigalidze, sin problemas diagnosticados de próstata, iba constantemente al baño. El motivo: un teléfono, escondido con papel higiénico, con el que se comunicaba con el exterior y desde donde recibía información sobre la mejor jugada a realizar. Y es que desde la Olimpiada de Bled (Eslovenia) 2002 está prohibido tener los móviles conectados durante las partidas. Un ringring, sin mediar palabra alguna, a Ruslan Ponomariov, excampeón del mundo, le costó la partida de manera instantánea ante el sueco Eugeni Agrest en el Campeonato de Europa de 2003.
Ni siquiera el hecho de que le habían llamado para felicitarle por su cumpleaños sirvió para apiadar a los árbitros. Para Nigalidze el castigo, pese a que hay muchos partidarios de las sancióon de por vida, puede ser de tres años sin participar en competiciones. Los tiempos han ido perfeccionando y cambiando la forma de emplear medios ilícitos para ganar. En el primer libro de ajedrez moderno que se conserva, el incunable de Lucena publicado en Salamanca en 1497, los consejos son acordes a los tiempos de picaresca del Lazarillo: “Si juegas a la luz del día, trata que tu rival quede sentado frente al sol; si es de noche, coloca la vela a su derecha para que cuando vaya a mover se haga sombra con su brazo”.
3 años de sanción podría afrontar el tramposo Gaioz Nigalidze
Consejos que hoy parecen infantiles, incluido el de que el contrario como y beba opíparamente antes de las partidas, pero es que antaño el ajedrez era un juego de apuestas que aparte de en los palacios tenía sitio en las tabernas.
Los engaños se fueron perfeccionando y del ambiente arrabalero se pasó a las cortes europeas de finales del siglo XVIII. El truco de Von Kempelen, un autómata que se enfrentó a Napoleón, escondía en su interior un ajedrecista enano mediante un ingenioso sistema de espejos y poleas.
Medidas anti-trampas
El romanticismo dio paso a la ciencia y en el siglo XX comenzó a hablarse del dopaje, de ayudas médicas que facilitaran sin interferirse el cálculo, la concentración y la resistencia. Esto no preocupó realmente a los federativos como sí lo ha hecho en la actualidad las ayudas externas, con programas de ajedrez que analizan millones de movimientos por segundo y que tienen igual o mayor nivel que el campeón del mundo.
Tal es la inquietud que la Federación Internacional creó el pasado año un comité anti-trampas que contó con el asesoramiento de jugadores de gran experiencia y conocimientos informáticos como el español Miguel Illescas, ocho veces campeón de España absoluto. Entre las medidas propuestas está la creación de una base en internet para escanear todas las partidas registradas e identificar a potenciales tramposos. y la posibilidad de cacheos sorpresa. Además, los jugadores no podrán tener contacto alguno con el público y se establecerán diferentes niveles de seguridad, con arcos de detección como en los aeropuertos, según el nivel de la competición. De momento, los tramposos van una casilla por delante.
OTRAS TRAMPAS
Von Neumann, una revelación vista y no vista
Un jugador principiante llamado John Von Neumann, casualmente con el mismo nombre que el genio matemático, ganó al destacado gran maestro islandés Heigi Olafson en la segunda ronda del Abierto de Filadelfia Estados Unidos) en 1993. Una sorpresa si no fuera porque algunas rondas más tarde perdió por tiempo en sólo 9 movimientos. Los árbitros sospecharon que “hubo problemas en las comunicaciones”, y cuando le pidieron que resolviera un fácil problema de ajedrez, se negó. Nunca más se volvió a saber nada de Von Neumann.
El ‘vatergate’ de 2006 entre Kramnik y Topalov
El encuentro por el título mundial entre el ruso Vladimir Kramnik y el búlgaro Veselin Topalov, disputado en Elista (Rusia) en 2006, conocido como el del “vatergate”, fue uno de los más escandalosos de la historia. Topalov acusó a su rival de recibir información en su lavabo privado, donde después de una inspección se encontró un cable de red escondido el techo. Y es que Kramnik iba más de 50 veces por partida al servicio. En su defensa, éste alegó que tuvo una crisis artrítica que le obligaba a orinar más de la cuenta.
El ruso Vladimir Kramnik.
Mano dura en Francia contra sus tramposos
La federación francesa suspendió durante cinco años a un jugador de la selección absoluta que participó en la Olimpiada de Khanty Mansiyk (Rusia) en 2010. Este, con la ayuda del capitán —que fue inhabilitado de por vida—, recibía mensajes sms en clave desde Francia, sugiriéndole la mejor jugada en cada momento.
Jesús Boyero · MARCA