Ha generado mucha expectación la noticia, ampliamente difundida, de que el Congreso de los Diputados de España ha dado a luz una propuesta en la que se recomienda la introducción del ajedrez en las escuelas de nuestro país, y lo ha hecho ¡por unanimidad¡ , díganme si esto no demuestra ya, los beneficios que el ajedrez puede aportar a nuestra sociedad.
La lectura del texto de dicha propuesta es más bien escueta y se ciñe a dos puntos bastante claros:
“El Congreso de los Diputados insta al Gobierno a, en colaboración con las Comunidades Autónomas, en el ejercicio de las competencias que les son propias, y desde el respeto a la Autonomía de los Centros Educativos:
1.-“ Implantar el programa “Ajedrez en la Escuela” en el Sistema Educativo Español, de acuerdo con las recomendaciones del Parlamento Europeo en colaboración con las Comunidades Autónomas, en el ejercicio de las competencias que le son propias, y desde el respeto a la Autonomía de los Centros educativos.”
2.- “Continuar promocionando el ajedrez como deporte, fomentando su práctica a través de la necesaria colaboración entre el sector público y privado “
Bien, esto está muy bien, aunque yo soy moderadamente escéptico sobre los resultados a corto plazo de esta recomendación no vinculante, y lo soy por razones que expondré más adelante. Pero esto es un paso mas, un paso muy positivo sin duda, que se une a la importante declaración del Parlamento Europeo de 2012 ( http://www.ajedrezypsicologia.com/sabias-que-2/ ) y a una antigua, y probablemente pionera, propuesta llegada desde Canarias a nuestro Parlamento hace ya unos cuantos años.
No puedo dejar de señalar que los méritos de esta propuesta recién aprobada, se deben sobre todo, a los esfuerzos del conocido periodista, escritor y divulgador del ajedrez, Leontxo García, siempre inasequible al desaliento, y también a los del expresidente de la ECU (European Chess Union), Silvio Danailov, apoyados por la FEDA con su presidente Javier Ochoa a la cabeza.
La cuestión ahora es la de siempre, como bajar de las musas al teatro. En primer lugar, las competencias educativas, si es que esto se canaliza desde “Educación”, que seria lo lógico, están transferidas a las CCAA, por lo que va a depender, primero de la visión y voluntad política de cada Comunidad Autónoma para utilizar esta herramienta educativa, y acto seguido de las posibilidades presupuestarias de cada una de ellas.
A favor de impulsar la recomendación del Congreso está el que el ajedrez es muy barato y no requiere infraestructuras especiales, tiene buena imagen pública y además puede generar una bolsa de empleo (monitores, formadores y empresas dedicadas a la divulgación del juego) nada desdeñable, y por supuesto no hay que olvidar que la principal finalidad de la practica del ajedrez es enseñar a nuestros estudiantes a pensar por si mismos de forma racional y lógica, a tomar decisiones bien fundamentadas, a evaluar situaciones complejas de manera objetiva, y a no culpar a nadie de las decisiones erróneas a las que nuestra condición humana nos condena a veces. A todo esto se le añade el beneficioso espíritu deportivo del ajedrez, que lleva aparejado el reconocimiento de los méritos del oponente y la valoración realista de nuestras propias fuerzas y debilidades para desde ahí, seguir creciendo y hacernos mejores.
Si se me permite la ironía, y sin animo de ofender a nadie, no se si promover la formación de ciudadanos que piensen por si mismos, hará mucha ilusión a algunos, ya sabemos que resistirse a la mediocridad es siempre sospechoso.
No me entiendan mal, no considero el ajedrez como la panacea de nada, y no, les aseguro que el ajedrez no es “solo para inteligentes” como se suele decir. Conozco algunos destacados estúpidos (utilizo este calificativo en el espíritu conceptual del fallecido profesor Carlo María Cipolla, en su estudio sobre la estupidez humana, (estudio de recomendable lectura) que juegan magníficamente al ajedrez. Pero si logramos evitar que nuestros chicos piensen que existen soluciones simples para problemas complejos, ya habremos dado un gran paso.
Pero sí creo firmemente, por mi experiencia de muchos años enseñando ajedrez a chicos de todas las edades y condición social, que el ajedrez es una disciplina universal, sin fronteras y con lenguaje propio, que además de desarrollar las cualidades que he citado anteriormente, reafirma algo que a mi modo de ver es cada vez mas necesaria en nuestro tiempo: la asunción de responsabilidades por nuestras acciones, esta me parece una cualidad fundamental, en un mundo en el que, a lo que parece, nadie es responsable de nada (el “pueblo” no se equivoca, nos dicen) y donde lo habitual es echarle la culpa a alguien (el Gobierno, sea el que sea, se suele llevar la palma) de nuestros errores y fracasos a la hora de asumir las consecuencias de nuestros actos.
Por supuesto, hay muchas cosas que definir para utilizar el ajedrez en la enseñanza. Hay personas que ya han manifestado dudas razonables sobre la carga curricular que supondría añadir una asignatura más a los alumnos, esto es una cuestión a estudiar si queremos que la inclusión del ajedrez suponga una mejora para nuestros estudiantes. Se debería debatir todo esto con pedagogos y profesores, sin duda hay mucho camino por recorrer, pero les aseguro que el ajedrez dará beneficios a nuestros chicos y en el peor de los casos, no les hará ningún mal.
Sólo falta que algún político valiente y con visión a largo plazo, en cualquier parte de nuestro país, ponga en marcha esta recomendación del Congreso y otros se sumaran. Así debería ocurrir si de verdad se quiere formar ciudadanos que piensen por si mismos.
Veremos que es lo que hacen nuestros responsables políticos con esta oportunidad, pero también que somos capaces de hacer nosotros, los que conocemos y amamos el ajedrez.
Continuará… (espero).
Marcelino Sión 26 de Febrero de 2015